24 jun 2019
26 mar 2019
LA FAMILIA ANTE EL FRACASO ESCOLAR
La experiencia nos dice que la marcha de los hijos en el
colegio repercute en todo el grupo familiar. A veces parece que no suspende el
niño solamente sino que es toda la familia, padre, madre, e incluso los
hermanos más pequeños los que suspenden.
El desánimo, los reproches, el "ya te lo decía...”, la sensación
incluso de tragedia y los sentimientos de culpa se pueden extender como una
mancha de aceite. En ocasiones es “el
profesor que le tiene manía”. mayor
parte de las veces la acusación es que el niño/a "es vago".
En contraste, hay otras familias que se lo toman
con calma y simplemente comentan que "otra vez tienes que estudiar
más", sin darle mucha importancia al asunto, En el momento en que
se suspenden tres o más toman conciencia de la gravedad de la situación,
buscando ayuda, principalmente, en el tutor/a.
El por qué un niño suspende puede deberse a múltiples
causas. Que esté pasando una mala época,
que no sintonice con el tutor, que tenga problemas con los compañeros de clase,
y, la más común, que no esté motivado y que no le guste estudiar.
La intervención pasa por recobrar el control de la
situación. Es decir, los padres ya lo
han intentado todo, desde los castigos hasta no hacer caso, Es necesario
plantearse unos objetivos mínimos, y observando cuál es la conducta del niño en
la familia. Es decir, es diferente si el
hijo está acostumbrado a que Ia madre le haga la cama, le recoja la habitación,
el baño, etc. o uno que, por el contrario, tiene todas esas responsabilidades
asumidas.
En el primer caso hay que hacer incidencia en esos
hábitos familiares. Pensemos que si no
se esfuerza en ayudar a poner la mesa, que es sencillo y no cuesta esfuerzo, ¿cómo
vamos a pedirle que -se ponga una hora a estudiar, que es cansado y aburrido? Si las asignaturas suspendidas son numerosas,
la idea de un profesor particular toma importancia, puesto que los padres ya
tienen bastante trabajo en el "rol de padres", para además realizar
en el papel de profesores.
En el segundo, en el caso de que el niño/a sea
responsable en casa, miraremos de ver qué método de control utilizan los padres
para supervisar los deberes y el estudio.
Puede ser que encontremos padres muy controladores, que agobian al
niño/a, O puede que den unas responsabilidades excesivas, donde el alumno/a se
pierde. Cada caso va a ser
diferente.
La idea principal que debe
prevalecer en cualquier caso es la del equilibrio.
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Exigir y motivar,
a partes iguales.
Exigir cosas concretas, cada día, cortas y fáciles de
controlar, a espacio de tiempo regulares (revisar cómo va el estudio o los
deberes cada cierto tiempo), Repartirse el trabajo entre el padre y la madre
según posibilidades (ojo con las mamás que abarcan todo el tema educativo
escolar y dejan fuera de juego a los papas, que tampoco tienden implicarse
mucho).
Motivar con ánimos, con humor, con desenfado, relativizando la
importancia del haber sacado malas notas, diciendo abiertamente que
"seguro que otra vez irá mejor" (como substituto del ya sabido
'siempre lo mismo, nunca vas a dar golpe, no vas a aprobar nunca... etc.)
Por encima de las notas, nos reclaman a su lado, como amigos, como padres,
como apoyo ante las dificultades que ni ellos mismos desean y que tampoco saben
a ciencia cierta el porqué hacen (o dejan de hacer) lo que es su trabajo,
el estudio.
Gabinete
de Orientación
Colegio
Sagrada Familia-Horta. Barcelona
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